Durante la instalación del Congreso de la República el pasado 20 de julio, el presidente Gustavo Petro hizo una declaración que ha generado debate: el petróleo pesado sería el primero en salir del mercado mundial. Según Petro, el petróleo colombiano, conocido por su alta densidad, sería el primero en dejar de ser consumido globalmente. Esta afirmación lleva a cuestionar cómo debe prepararse el país para una transición energética y económica, considerando la significativa dependencia del sector petrolero.
El petróleo pesado, caracterizado por su alta densidad y viscosidad, suele ser más costoso de extraer, transportar y refinar. Sin embargo, estos crudos tienen una notable longevidad en sus yacimientos y son capaces de generar una variedad de subproductos valiosos. En Colombia, aproximadamente el 45% del petróleo extraído es pesado, con algunos informes que sugieren que en el caso de Ecopetrol este porcentaje podría llegar hasta el 65%.
A pesar de la afirmación del presidente Petro, la realidad es más compleja. Los crudos pesados, aunque difíciles de procesar, siguen siendo cruciales para la industria refinadora. Por ejemplo, la refinería de Barrancabermeja de Ecopetrol requiere un 46% de crudo pesado, mientras que la refinería de Cartagena demanda un 30% de este tipo de petróleo. Este equilibrio en la mezcla de crudos es esencial para obtener productos refinados como gasolina y diésel, así como para otros derivados industriales.
A nivel mundial, el panorama del petróleo no parece estar tan inclinado hacia la desaparición de los crudos pesados. La Agencia Internacional de Energía (AIE) indica que el pico de consumo de petróleo global no se alcanzará hasta mediados de la década de 2030, con una demanda creciente a pesar de la transición hacia la electromovilidad. Además, las principales reservas mundiales están compuestas en gran parte por crudos pesados y extrapesados.
Julio César Vera, presidente de Xua Energy, argumenta que el petróleo seguirá siendo fundamental para la economía energética mundial durante al menos los próximos 30 años. La infraestructura de refinación actual está diseñada para manejar crudos pesados, y la diferencia en precios entre crudos ligeros y pesados no es tan pronunciada como en el pasado, con una variación que oscila entre US$3 y US$8 por barril.
Colombia ha realizado avances significativos en la tecnología de refinación de crudos pesados. Las refinerías modernas ahora pueden procesar eficientemente estos crudos, extrayendo hasta un 95% de productos valiosos como gasolina, diésel, y diversos petroquímicos. Esta capacidad para convertir crudos pesados en productos útiles subraya la importancia continua de este tipo de petróleo en la economía.
Además de sus aplicaciones industriales, el petróleo juega un papel crucial en la economía colombiana. En 2023, el sector de hidrocarburos contribuyó al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del país, y la industria petrolera atrajo el 62% de las inversiones extranjeras directas, sumando US$790 millones en enero de ese año. La industria también es clave para la recaudación de impuestos y regalías, aportando $18,2 billones, equivalentes al 1,3% del PIB.
El presidente Petro ha propuesto que Colombia puede reemplazar parte de las divisas generadas por el petróleo con el crecimiento del turismo. Si bien es cierto que el turismo está en aumento, es crucial reconocer que la transición a una economía menos dependiente del petróleo no es inmediata ni sencilla. La industria petrolera no solo proporciona una fuente vital de ingresos, sino que también abastece una amplia gama de productos esenciales.
La diversificación económica es un objetivo válido, pero debe ser acompañada por una estrategia clara que considere el tiempo necesario para desarrollar sectores alternativos y asegurar una transición ordenada. Mientras tanto, el petróleo pesado seguirá desempeñando un papel fundamental en la economía y la industria global.
fuente: Portafolio.com
Servicios Petroleros Mora 2024. Todos los derechos reservados.©Creado y diseñado por Focusfactor.com.co